Caos, gritos y toma de la tribuna estremecieron ayer al Senado
■ Legisladores del FAP exigen que se acuerde un debate profundo sobre el futuro del petróleo en México
■ El panista Felipe González repartió insultos hasta entre sus propios compañeros
Andrea Becerril y Víctor Ballinas
La resistencia civil en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) se inició ayer en el Senado, cuando la mayoría de los integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP) tomaron por sorpresa la tribuna y ahí se quedaron en exigencia de que se acuerde un debate real, profundo, en torno al futuro del petróleo en México.
Ni los gritos del coordinador priísta, Manlio Fabio Beltrones, quien golpeaba en su escaño y exigía “no nos secuestren”, ni el enojo evidente de los panistas –que llegó al insulto– impidieron la protesta de legisladores que lograron así parar la sesión y rebasar al coordinador perredista, Carlos Navarrete.
Fue evidente la división en la fracción perredista, ya que Navarrete estaba fuera del salón de sesiones cuando su compañero de bancada y vicecoordinador de la misma, Ricardo Monreal Ávila, pidió la palabra para argumentar en contra de la autorización del viaje del presidente Felipe Calderón a Estados Unidos.
Pero ya en la tribuna, advirtió que no permitirán la entrega de la renta petrolera a trasnacionales, como lo intenta el Ejecutivo. “¡No podemos permitir que el gobierno espurio pretenda saquear el patrimonio! ¡No lo vamos a permitir. De ninguna manera se saldrán con la suya, se los decimos desde ahora!”
Burla panista devino furia
Los senadores panistas comenzaron a burlarse abiertamente cuando Monreal anunció: “A partir de este momento se inicia la resistencia civil pacífica en todo el país”. El legislador del blanquiazul Felipe González azotó un portafolios metálico sobre su escaño y exclamó de manera que los reporteros que estaban cerca de él pudieran oírlo: “¡Vamos a bajar de ahí a esos hijos de su puta madre!”
Sus compañeros trataban de calmarlo, pero ya no entendía razones y hasta mandó “a la chingada” al ex asesor de Vicente Fox, Ramón Muñoz. Mientras, Monreal desde la tribuna –en la que ya estaban 17 senadores del FAP– fustigaba también al PRI al acusar a sus legisladores de “comparsas del PAN” y de comportarse como partido satélite del gobierno.
“¡No nos moveremos de la tribuna”!, dijo, y como los panistas exigían “tiempo, tiempo”, el zacatecano les respondió: “Si quieren manden traer a las fuerzas armadas para que nos muevan”. El presidente de la mesa directiva, el panista José González Morfín, estaba paralizado, sin saber qué hacer, y Santiago Creel, quien entró al salón de plenos poco después de que la tribuna ya había sido copada por los legisladores del FAP, les pidió que, en caso de no retirarse aquéllos, se decretara un receso.
El secretario general priísta, Jesús Murillo Karam, pidió antes la palabra para aclarar: “Nosotros no somos comparsas de nadie”. También Manlio Fabio Beltrones intentó hablar, pero desde la tribuna el perredista Tomás Torres le recordó a gritos que el receso se había decretado.
Furibundo, el priísta sonorense hizo un nuevo intento y ante una respuesta similar logró hacerse escuchar ante el barullo para pedir: “¡No nos secuestren!” Sin embargo, la sesión ya había concluido y casi todos los panistas, priístas y legisladores del Verde debieron salir del salón de plenos. Uno de los pocos que permanecieron ahí, Jorge Ocejo Moreno, se acercó a los senadores del PRD que se mantenían en sus escaños, entre ellos David Jiménez Rumbo y Minerva Hernández, para felicitarlos por la decisión de no secundar a sus compañeros del FAP.
“Ocúpate de los asuntos de tu grupo”, le espetó Pablo Gómez, quien tampoco había subido a la tribuna porque, según explicó, le parecía que la medida tendría que haber sido más radical. Y Arturo Núñez, a su vez, comentó que la acción no se había acordado en la reunión plenaria del grupo parlamentario perredista.
Carlos Navarrete regresó al salón y trató todavía de convencer a sus compañeros de que bajaran de la tribuna mientras se negociaba el acuerdo en torno al debate nacional sobre la reforma energética. La respuesta que obtuvo tanto de Monreal como de Tomás Torres fue que no aceptarían en forma alguna el debate simulado, que previamente acordaron PRI y PAN, a fin de discutir en sólo tres semanas y aprobar luego la reforma en un periodo extraordinario.
Las seis horas siguientes fueron de negociaciones infructuosas, ya que tanto Beltrones como Creel no aceptaron ningún acuerdo mientras no se desalojara la tribuna. Navarrete incluso debió abandonar la reunión de la Junta de Coordinación Política cuando el panista le exigió que retirara a los manifestantes apostados alrededor del Senado y metiera al orden a sus legisladores.
El líder de la bancada del PRD explicó por la noche que decidió retirarse de esa instancia de gobierno senatorial porque no sirve para procesar los acuerdos requeridos. Rechazó que su grupo esté fracturado. “No soy su jefe ni su patrón, coordino a una bancada de mujeres y hombres libres que decidieron hoy realizar una acción de resistencia civil”.
Insistió en que hay opiniones diversas sobre cómo defender con éxito a Pemex, pero hay plena coincidencia en impedir la privatización del petróleo.
Todavía Navarrete Ruiz hizo un último intento, junto con Dante Delgado, de Convergencia, y Alejandro González Yáñez, del PT, por convencer a los legisladores de dejar la tribuna senatorial. Graco Ramírez aseguró por su parte que todavía podría reunirse la Comisión de Energía para concretar el acuerdo que ponga fin al diferendo en torno al debate.
Lo único que concedieron fue bajar, pero permanecer en el salón de sesiones en espera del anuncio. Y como no hubo acuerdo la decisión fue quedarse a dormir y permanecer por tiempo indefinido en Xicoténcatl.
A los 17 senadores que iniciaron la acción se sumaron por la tarde Pablo Gómez, Arturo Núñez, Fernando Velásquez, José Guadarrama, Jesús Garibay y Francisco Castellón. Una de las más entusiastas fue la senadora Rosario Ibarra. Por principio aconsejó al panista de Morelos Adrián Rivera que tomara agua con azúcar si pretendía acompañarlos en la protesta. Pero el aludido, que permanecía en la mesa directiva porque se lo habían pedido sus compañeros de partido, mejor se fue.
Doña Rosario contó a su compañera Rosalinda López, la tabasqueña que tiene a su cargo las tareas de resistencia civil, cómo soportó 27 días en huelga de hambre hace algunos años. Cerca de la medianoche, cuando los senadores se disponían a dormir en sus escaños, Ibarra seguía dando ánimos a todos. “Esta lucha no la podemos perder”, dijo a sus compañeros, entre ellos Carlos Navarrete, quien pasó la noche con ellos.
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