ROBO DESCARADO

En vigor, el nuevo impuesto a los depósitos en efectivo
carlos acosta córdova

* Con ese gravamen busca Hacienda combatir evasión e informalidad

México, D.F., 30 de junio (apro).- Con el propósito de combatir la informalidad, la Secretaría de Hacienda iniciará este martes 1 de julio el cobro del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE), que grava con 2% los depósitos que rebasen los 25 mil pesos al mes en una misma institución bancaria.

El nuevo impuesto es parte del paquete de modificaciones tributarias incluidas en la reforma fiscal aprobada a fines del año pasado, que entró en vigor en enero de este año, y cuyo elemento más polémico fue el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU).

El IDE aplicará a todos los depósitos en efectivo, en moneda nacional o extranjera, que cualquier persona –esté o no registrada como contribuyente-- realice en cualquier tipo de cuenta a su nombre en instituciones del sistema financiero, por la suma que exceda los 25 mil pesos, ya sea por uno o por la suma de varios depósitos en el mes.

El impuesto se calcula multiplicando el excedente de 25 mil pesos por la tasa de 2%. Por ejemplo, si en el lapso de un mes una persona hace depósitos en efectivo que al final sumen 30 mil pesos, se le cargará 2% sobre los 5 mil pesos excedentes; es decir, cien pesos.

De acuerdo con los cambios aprobados en la reforma fiscal, también se pagará el IDE por la adquisición de cheques de caja en efectivo, sin importar el monto.

Al fundamentar la introducción del nuevo impuesto, la Secretaría de Hacienda explicó que muchas personas físicas y morales obtienen ingresos que no declaran al fisco; ingresos que les son depositados en efectivo en cuentas bancarias y por los que deberían pagar impuestos.

Explica Hacienda que la amplia utilización de efectivo para llevar a cabo transacciones en México –en lugar de utilizar otros medios de pago como cheques, tarjetas de crédito o débito, y otros-- se da por dos razones: bajos costos, poca cultura de uso de los medios electrónicos de pago y, también, por ser una forma de evadir impuestos, ya que esos ingresos no pueden ser rastreados.

De hecho, abundó, desde el 2002 es creciente la tendencia a evadir el pago de impuestos por la vía de las transacciones en efectivo. Tan grave es el asunto que, reveló, en 2006 la evasión por esta vía alcanzó los 50 mil millones de pesos, 0.54% del PIB, suma mayor, inclusive, a toda la evasión por ese camino en los diez años anteriores.

Como ya es un hecho que el nuevo impuesto causará polémica y recibirá toda clase de críticas –que ya suceden--, la Secretaría de Hacienda se aprestó hoy a aclarar que el contribuyente formal que vaya al corriente de sus obligaciones no tiene por qué preocuparse, ya que podrá acreditar, compensar o, en su caso, solicitar la devolución del IDE pagado.

Y es así porque de acuerdo con la legislación aprobada, el IDE es un complemento del Impuesto sobre la Renta (ISR), por lo que su aplicación no significa un aumento de impuestos, “por lo menos para quienes no engañan al fisco”.

Destaca Hacienda: el impuesto sí afectará “a esos negocios que estén reportando a Hacienda ingresos menores a los que efectivamente perciben, aprovechando que los reciben en efectivo y no queda constancia de los mismos.

“En esos casos –agrega--, tarde o temprano el dinero tiene que llegar al sistema financiero, al banco, y ahí –si es el caso que están pagando menos impuestos de los que les corresponde porque están ocultando ingresos-- el impuesto servirá para que sean fiscalizados y empiecen a tributar lo que marca la ley”.

En suma, refiere la dependencia, el IDE es “una medida diseñada exclusivamente para controlar la evasión de impuestos, y que no afecta para nada a quienes sí pagan lo debido. Su aplicación brindará mucha información valiosa para ir detectando a quienes se aprovechan de las personas honradas”.

Por último, informa que el impuesto será recaudado por las instituciones del sistema financiero el último día de cada mes, y lo tomará indistintamente de cualquiera de las cuentas que tenga abiertas el contribuyente en la institución de que se trate.