Los grandes logros de Calderón
Jesusa Cervantes
Proceso
MÉXICO, D.F., 23 de julio (apro).-
Finalmente los mexicanos
conocemos ya el impacto de la crisis mundial de octubre de 2008 en
nuestro país: 6 millones de pobres más. Sin embargo, esto no acaba ahí,
el gobierno de Felipe Calderón se empeña, a diario, en deteriorar cada
día más la economía de los mexicanos y fortalecer las finanzas de los
poderosos que los llevaron al poder. Y parece que lo va logrando; si no,
veamos.
El pasado 21 de julio, Ernesto Cordero Arroyo, secretario de
Hacienda y Crédito Público admitió que había seis millones más de
mexicanos pobres. La noticia, obviamente, impactó a la opinión pública,
sin embargo, era el principio de lo que vendría. Al día siguiente, una
estocada más contra la clase trabajadora: la Suprema Corte de Justicia
de la Nación decidió reducir de 25 a 10 salarios mínimos el monto máximo
para calcular las pensiones por invalidez, vejez, cesantía o muerte de
los trabajadores que cotizan el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Del asombro al coraje en menos de 24 horas, pues la
decisión, tomada el 9 de julio por la Segunda Sala de la Suprema Corte,
causó indignación. Con el fallo de la Corte, ahora un trabajador que
desee jubilarse recibirá, como máximo, una pensión de 17 mil pesos
mensuales, en lugar de 42 mil que prevé el cálculo de 25 salarios
mínimos que actualmente se viene realizando.
Por si fuera poco, un día después nos enteramos que el IMSS
durante este año hará uso de 16 mil millones de pesos de sus reservas
de Fondo Laboral y del de Operaciones para Contingencias.
Si hacemos memoria el dato no sólo genera estupor, sino
enojo. Esto porque resulta que, según reveló la revista Proceso
en su pasado número, el Comité Técnico del IMSS decidió tomar a lo
largo del sexenio pasado y parte de este, esa misma cantidad del mismo
Fondo de Reservas para invertirlo en la llamada “deuda corporativa”.
Nos enteramos que el IMSS decidió tomar de ese Fondo de
Reserva, en donde se encuentra también el Fondo de Pensiones, 16 mil
millones de pesos para jugar en la ruleta de la Bolsa Mexicana de
Valores. En honor a la verdad en algunos casos la jugada resulta eficaz e
incrementa los recursos del inversionista, sin embargo, en otros, como
en el caso de Metrofinanciera y Comercial Mexicana, que salieron con
saldo negativo y perdieron lo invertido o no han podido recuperarlo.
Pero ese no es el problema, el gran dilema que abrió el
Instituto fue su determinación de jugar 16 mil millones de pesos, dinero
de los mexicanos y producto de su trabajo, para adquirir bonos no
gubernamentales, esto es, bonos de empresas privadas.
¿Cuál es el resultado de ello? Que en palabras llanas el
IMSS “entregó” dinero fresco a 24 empresas privadas. Estas son, Carso,
Cemex, CIE, varias Sofome --como Metrofinanciera, Hipotecaria Su
Casita--, Navistar, Telefónica, Finanzas México, Bimbo y Coca Cola,
entre otras.
¿Cómo funcionó esto? Sencillo: cada una de estas empresas
emitió bonos que se pusieron a disposición del público en la BMV, el
IMSS compró, por un monto de 16 mil millones de pesos, estos bonos no
gubernamentales, los cuales tuvieron cierto interés de ganancia para el
propio Instituto.
Al adquirir el IMSS estos bonos, les inyectó dinero freso a
más de 20 empresas privadas, en lugar de utilizar esos recursos para la
compra de medicamentos, construir hospitales, reparar otros, comprar
instrumentos quirúrgicos… o para pagar las pensiones.
Ese dinero se fue de manera directa a empresas privadas, es
decir, el IMSS --con el dinero que los patrones retienen a sus
trabajadores y envían a las arcas del Instituto para que, cuando los
empleados terminen su vida laboral se les paguen de ahí sus pensiones
mensuales--, utilizó recursos públicos para “capitalizar” a empresas
privadas.
Uno se pregunta, ¿acaso requieren empresas internacionales y
tan ricas como Cemex, Bimbo o Coca Cola, que le gobierno las capitalice
con el dinero que los mexicanos devengan día con día con su trabajo? La
respuesta es obvia: No.
Sin embargo, los dos gobiernos federales panistas han
recurrido a esta práctica, de retirar dinero del Fondo de Reservas del
IMSS para dárselo a empresas privadas.
Todo esto viene a cuenta porque ahora el IMSS ha anunciado
que utilizará para este año otros 16 mil millones de pesos del Fondo de
Reservas para cubrir su déficit, lo cual no significa otra cosa que
cubrir los gastos por compra de medicina, pago de pensiones,
construcción o rehabilitación de hospitales y adquisición de material
quirúrgico.
Uno puede justificar que utilice el dinero del Fondo de
Reserva para cubrir estos gastos pero no para financiar o capitalizar a
empresas privadas.
El IMSS es el único instrumento médico al que puede recurrir
la mayoría de la población, pues sólo los de clase pudiente acuden a
hospitales privados cuando tienen una emergencia médica.
Pero si el dinero del IMSS es utilizado para capitalizar
empresas, pues es lógico que su Fondo de Reservas baje y, por
consiguiente, el dinero que puede disponer para actualizar y mantener en
óptimas condiciones sus hospitales.
Si a todo esto le sumamos la decisión de la Corte de reducir
la pensión el monto máximo para calcular las pensiones, de 25 a 10
salarios mínimos, entonces entendemos que esto le pega directamente a la
clase trabajadora que cotiza en el IMSS. El impacto será principalmente
para la clase media.
Si de acuerdo con los datos del Inegi, existían hasta antes
de la crisis económica de hace dos años 50 millones de pobres, ahora
existen 56 millones de pobres, esta cifra, sin duda, aumentará en caso
de que el IMSS decida poner en práctica la determinación de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y que, dicho sea de paso, de justa no
tiene nada.
Esta nueva clase de pobres que año con año aumenta es la que
puede acudir --en algunos casos--, al IMSS para atender sus problemas
de salud, pero de poco le vale cuando el propio Instituto en lugar de
destinar sus fondos de reserva los utiliza para financiar a empresas
privadas inmensamente ricas.
Ayer el IMSS usó 16 mil millones de pesos para capitalizar
empresas, hoy anuncia que usará otros 16 mil millones de pesos para
cubrir su déficit y, a la par, la Corte avala un recorte sustancial en
el pago de pensiones. ¿Y a los trabajadores que son los que mantienen el
Instituto con su trabajo, quién los apoya? La verdad es que este
gobierno no.
Por lo pronto existe una pequeña esperanza: el Comité
Técnico del IMSS aún no decide si pondrá en práctica la determinación de
la Corte; por el bien de los mexicanos y del país, esperemos que no lo
haga, de lo contrario al malestar social que ya existe por el escaso
valor adquisitivo de su dinero, se sumará la inconformidad de 3 millones
y medio de trabajadores cautivos a pagar las cuotas del IMSS.
Este descontento estará presente, sin duda alguna, en las
próximas elecciones presidenciales del 2012. A ver si la gente vota por
el gobierno panista que gusta de usar el Fondo de Reserva del IMSS para
aligerar la carga económica de empresas privadas y no de sus
trabajadores.
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