Desfiladero
AMLO: la esperanza se organiza
Jaime Avilés
La jornada
La jornada
Aunque
todavía faltan 23 meses y un día para las elecciones presidenciales de
2012, después del histórico mitin del domingo pasado en el Zócalo,
Andrés Manuel López Obrador está en la pista como el único participante
que cuenta con verdaderas posibilidades de triunfar. A su izquierda no
hay nadie. A su derecha tratan de competirle Enrique Peña Nieto, Manlio
Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Emilio Gamboa, Fidel Herrera y
Marcelo Ebrard.
En cambio, los retadores de López Obrador buscan la siniestra simpatía de las 30 familias que mantienen sometidos a 100 millones de mexicanos; de la televisión que devasta el cerebro pero vende popularidad, y de las empresas chatarra que convierten a jóvenes y niños en vientres de engorda. Todos ellos, menos Ebrard, confían en que, a la hora de la hora, serán beneficiados por las estructuras clientelares del PRI, expertas en comprar el voto de los más pobres.
Por su parte, algunos oscuros panistas –Ernesto Cordero, secretario de Hacienda; Javier Lozano, de Trabajo; Alonso Lujambio, de Educación, e incluso el grisáceo Santiago Creel, eterno gallo de Vicente Fox, y el tenebroso Manuel Espino– esperan llegar a Los Pinos gracias al llamado
gobierno federal, a sus ilimitados recursos económicos, a su delincuencia organizada dentro de las dizque
instituciones, y a sus jueces, magistrados y ministros a sueldo (¡y vaya a qué sueldos!)
¿Y Marcelo Ebrard? ¿Qué quiere Ebrard en medio de todo esto? ¿Convertirse en alfil de la alianza PAN-PRD, con la fuerza de los chuchos, El Yunque y Nava, dada la calderónica mediocridad de los pretendientes panistas? Como dijo Descartes, no lo descartes...
El arca de Noé
Si algo tienen en común Peña Nieto, Beltrones, Paredes,
Gamboa, Herrera y Ebrard, es que unos se desdibujaron y otros se
destiñeron después de los comicios del pasado 4 de julio. ¿Pruebas?
Peña Nieto se achicó tras las derrotas del PRI en Oaxaca, Puebla y
Sinaloa. Beltrones ganó en Chihuahua, Tamaulipas y Durango, donde las
carambolas estaban cantadas a su favor, pero no pudo ni meter las manos
en Zacatecas, donde el amo del proceso fue el estratega obradorista
Ricardo Monreal.
Por lo demás, ninguno de los abanderados de la alianza PAN-PRD que se impusieron en Oaxaca, Puebla y Sinaloa pertenece al PAN o al PRD. El de Oaxaca debe su victoria a López Obrador, el de Puebla a la Gordillo y el de Sinaloa a priístas que se pelearon con otros priístas. El caso de Ebrard es todavía más elocuente: su única apuesta fue por Zacatecas, donde no escatimó nada para apoyar al candidato del PRD y, sin embargo, cosechó una derrota muy significativa.
Antes del mitin del domingo pasado, que por segunda vez puso a López Obrador en ruta hacia la Presidencia (y con mayores posibilidades que en 2006), Manuel Camacho nos hizo pensar en Ruth Zavaleta cuando, entrevistado por un periódico, señaló que
las izquierdas ya no pueden estar bajo la conducción de un solo hombre(El Universal, 23/07/10).
A su vez, Ebrard vaticinó las peores lluvias de todos los tiempos y botó una nueva arca de Noé, denominada
Unidad Tormenta, que se declaró en
alerta máxima, con el enternecedor (por ingenuo) propósito de evitar que vinieran al DF decenas de miles de obradoristas que llevaban semanas preparando su viaje al Zócalo.
Tiempo de rectificaciones
Después del indudable campanazo que dio al país entero la multitudinaria asamblea de los pejecomités territoriales en el Zócalo, Camacho rectificó y dijo a la prensa que
las izquierdas tienen dos grandes candidatos, mientras Marcelo bajaba del arca de Noé, soltaba a todas las parejas de chuchos y panuchos que había albergado dentro de ella, y se iba a comer con Andrés Manuel, supuestamente para refrendar la alianza que lo llevó al Gobierno del Distrito Federal en 2006, y de la que por lo visto ya no se acuerda, pues ahora habla de
suciudad y, muy al estilo Gómez Mont, increpa a los delincuentes con la fálica amenaza de que
no se la van a acabar.
En el círculo concéntrico de Ebrard se estima que tarde o temprano la olinarquía comprenderá
que ningún panista será capaz de reunir votos suficientes para dormir
en Los Pinos el primero de diciembre de 2012. En consecuencia, hay
quienes argumentan que Ebrard sí podría alcanzar acuerdos con las 30
familias, con la televisión depredadora y con las empresas chatarra,
ofreciéndoles en prenda la colaboración estratégica de Elba Esther
Gordillo (a quien le quitó de la Secretaría de Educación del GDF al
pedagogo Axel Didriksson, que se peleaba continuamente con ella, para
sustituirlo, después de un breve paréntesis, por Mario Delgado, su
carta bajo la manga para los comicios locales de 2012). Todo esto,
claro está, no perseguiría otro fin que obtener la adhesión a su
candidatura presidencial, por parte del PAN y del PRD, a cambio de
impunidad para Calderón y los suyos y un nuevo sexenio de más de lo
mismo.
Si ésta es la lectura de Ebrard y de su grupo, al fin vamos a
entender por qué el GDF reprimió de manera tan desalmada a los vecinos
de la Magdalena Contreras. Es obvio: los molió a palos para
desalojarlos de sus viviendas, obligado por los millonarios contratos
que tiene firmados con la trasnacional española OHL –empresa con
inversiones en Brasil, Argentina, Perú y México– y las inmobiliarias
ATCO y Copri, para construir la supervía poniente. Esta, en
realidad, sería una especie de segundo piso que uniría las principales
carreteras que desembocan en la capital, con un libramiento de paga
conectado a Santa Fe, una de las zonas residenciales más caras de
México, donde viven algunas respetables familias oligarcas y, tal vez
por qué no, olinarcas.
¿Es también por esto que Ebrard prohibió a los trabajadores del SME
reunirse en el Ángel, poco antes del clímax de su huelga de hambre? ¿Y
por lo mismo le ha hecho la vida imposible a Clara Brugada en
Iztapalapa, tratando de asfixiarla políticamente al negarle presupuesto
a sus programas de ayuda a los pobres?
López Obrador ha llamado a multiplicar los comités territoriales para defender el voto en 2012 (
que haya dos por cada casilla electoral), pero ante los atropellos que sufre, la gente se prepara para defenderse. Mañana, a las 10 horas, habrá una cadena de brazos en Magdalena Contreras contra la supervía; otros ya planean una manifestación contra Ebrard en bicicleta, y en algunos círculos de estudio capitalinos se habla de convocar a una quema de recibos de la Comisión Federal de Electricidad, en protesta por el pésimo servicio que brinda. La esperanza se organiza, el descontento también.
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