Astillero
Guerra de reformas
Coartadas y botín
Delito, dudar o disentir
Julio Hernández López
El objetivo real son las reformas necesarias”, sobre todo las de “segunda generación” en materia energética. Lo que hay es un reacomodo de fuerzas para una nueva embestida calderónica que hoy está construyendo la coartada de los “sacrificios” que para el precarista de Los Pinos habría significado hacer cambios en el gabinete y tomar medidas de austeridad, que en realidad son una tardía confesión de despilfarro sostenido (por el bien de todos, hasta ahora se acuerda utilitariamente de los pobres).
Los nombramientos de nuevos secretarios y procurador son un reparto anticipado de botín para los acompañantes en la expedición futura (Salinas, el jefe Diego, Paco Gil, los grupos de derecha como El Yunque y lo que fue el DHIAC, cofradía ésta de la que salió el ya tambaleante candidato a procurador, Chávez Chávez) y los golpes de tijera presupuestal ayudan a crear la sicosis laboral y social que “justifique” e incluso apure a la toma de las decisiones que rediseñen lo que queda de país a gusto de los beneficiados de siempre (aunque, en este replanteamiento de alianzas y adversarios, hay una amenaza para Carlos Slim, largamente distanciado de Calderón, pintor precoz del apocalipsis felipillo, por lo cual todavía más lo detestan en Los Pinos, a quien ya antes le advirtieron la decisión imperial de no darle acceso a la televisión abierta si a su vez no abre su red estructural telefónica a empresas competidoras, como las que representa Francisco Gil Díaz). Calderón usa de pretexto a los pobres para crear más pobres, sin tocar a los verdaderamente ricos (lo de Slim es un pleito entre cúpulas, un forcejeo en busca de que las enormes ganancias de un bendecido de sexenio pasado sean compartidas con los favoritos del actual: Carlos and Charlie debe dar paso a la consolidación de Gilderón, sociedad anónima de caldera variable).
Pero la mira del fusil pinolero va cambiando de objetivo: en Chihuahua se prepara el retiro gradual de las tropas que durante meses sólo sirvieron para que esa heroica y mártir entidad sufriese el peor baño de sangre de su historia y los habitantes estuvieran más inseguros que nunca. De darse en el país ese atemperamiento de las hostilidades relacionadas con el narco, parecerá que se ha llegado a un nuevo pacto de complicidades, propiciado por el nuevo poder priísta que se habría financiado de fuentes oscuras para conseguir resultados electorales que doblegaran al torpemente obstinado Calderón que deseaba cambiar a balazos la composición accionaria del negocio en el que el respeto al cártel ajeno es la paz.
A cambio, Calderón se va emocionando con su nueva guerra, la que busca implantar las transformaciones que el país, previamente devastado por él, necesita ahora “de urgencia”, al costo que sea, vaya a ser como vaya a ser. Zanahoria bélica reformista: ahora sí no debe haber contemplaciones con los malvados que osen atravesarse al paso de la santa maquinaria de modificaciones legales a modo que han echado a caminar el PRI, el PAN y sus patiños de “izquierda”. Ayer, luego de detallar la serie de restricciones que hará en el aparato gubernamental, entre el fantasma del despido masivo de burócratas y siendo omiso en cuanto a tocar fiscalmente de verdad a los grandes capitales, ya no se diga en pensar en la posibilidad de una moratoria al pago del Fobaproa, Calderón advirtió: “Sin embargo, amigas y amigos, estas acciones, por sí solas, no bastan. Para que las familias puedan auténticamente salir de la pobreza, debemos profundizar y ampliar las reformas que nuestra economía necesita”.
Oh, el conejo asomó la oreja reformista múltiple. Véanse los sesgos de algunas de las propuestas “de fondo”: “Una serie de reformas en el sector financiero, para preservar su solidez”; “una reforma en materia laboral, que incluya nuevas modalidades de contratación”; “una reforma al sector de telecomunicaciones, que garantice y acelere la convergencia de tecnologías, la cobertura de los servicios y la competencia equitativa entre los participantes” (danzón dedicado a Slim); y... (música de suspenso) “una nueva generación de reformas para las empresas públicas del sector energético, a fin de que puedan proporcionar energéticos de calidad a precios más competitivos, nos permitan ampliar nuestra plataforma de producción petrolera y mejorar las reservas disponibles para las próximas generaciones”. ¡Bingo!
El estratega militar advirtió en los últimos párrafos de su alocución televisada de ayer: “La compleja situación que hoy vive México no deja espacio para las dudas o el inmovilismo, tampoco para el cálculo político o la división partidista”. ¡Firmes! Pena de muerte política para el que dude o se resista, para el que haga cálculos políticos ahora convertidos por decreto en acto de delincuencia organizada o para el que desde un (hasta ahora) legítimo derecho a la disidencia (que para eso son los partidos) se atreva a dividirse, es decir, a no sumarse a los magnos propósitos patrios que el Moisés de la Guerra ha tenido a bien desprender del decálogo revelado el anterior 2 en el montecito Sinaí también conocido como Palacio Nacional.
El objetivo político-militar está claro: el movimiento de resistencia pacífica encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Contra él van todas las baterías, considerando que está en su peor momento, que la campaña de difamación en su contra le ha diezmado irreversiblemente, y que hoy, ante el cuadro de desastre que se vive, es el mejor momento para sacar adelante lo que el año anterior no se pudo. Felipe vive, la guerra sigue.
Astillas
En El Norte de Ciudad Juárez se publicó ayer una nota titulada “Tiene un negro historial”, que así empieza: “Arturo Chávez Chávez cuenta con un largo historial de violaciones a los derechos humanos, acusaciones por múltiples negligencias cuando iniciaron los homicidios múltiples de mujeres y señalamientos por solapar a bandas de asaltabancos dirigidas por un ex precandidato a diputado federal por el PAN”. Si quiere leerla completa, entre a (www.nortedeciudadjuarez.com/paginas/frontera/fta2.html)... ¡Hasta ¿mañana?!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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