La nueva central obrera
josé gil olmos
Analisis politico
México, D.F., 4 de junio (apro).- La alianza que han hecho Carlos Romero Deschamps y Elba Esther Gordillo para formar una nueva central obrera tiene más un fin electoral y político, que la intención de proteger los derechos de los trabajadores. ¿O quién le cree a éstos dos cabecillas sindicales cargados de una pesada historia de corrupción?
El líder obrero y la dirigente del magisterio son dos de los personajes que, en la opinión pública y entre los sectores de la sociedad, son rechazados por la corrupción que han motivado en sus respectivos gremios y a través de la cual han hecho sus enormes fortunas.
Ambos son famosos por la manera dispendiosa con la que viven; las joyas que siempre lucen; la ropa de marca exclusiva que siempre traen; los viajes que hacen a los lugares más caros del mundo, y el cinismo con el que dan la cara a la sociedad y a sus agremiados.
En 2000, Romero Deschamps fue descubierto manejando de manera discrecional más de mil 200 millones de pesos para la campaña del candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida Ochoa. El dinero provenía de los recursos públicos que le da Pemex al Sindicato, y en una investigación se encontró que había responsabilidad judicial y electoral, por lo que el partido fue sancionado por el IFE por una cantidad casi similar, pero a nivel judicial no se pudo castigar al dirigente del Sindicato Petrolero porque entonces tenía fuero como diputado federal.
La impunidad para Romero Deschamps fue extendida este sexenio, pues el PRI lo ha seguido protegiendo dándole nuevamente fuero, ahora como senador de la República.
Elba Esther Gordillo tiene una historia pública de corrupción más larga que la de Romero Deschamps. Desde hace 19 años esta al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y desde ahí no sólo se ha hecho inmensamente rica, sino que se ha convertido en un personaje poderoso, al que los maestros y la educación poco le importan.
La calidad de la educación en el país es una de las más bajas en el mundo, así lo han demostrado los distintos indicadores internacionales presentados desde el año pasado por la OCDE. Las deficiencias de los maestros para formar a los niños y adolescentes en las aulas son también preocupantes.
En 2002, Gordillo suscribió con Vicente Fox el Compromiso Social por la Calidad de la Educación, y en mayo de este año la maestra firmó con Felipe Calderón la Alianza por la Calidad de la Educación supuestamente para resolver estos dos problemas, pero en realidad sólo lo que ha hecho es salir al paso y mantenerse en el poder a través del SNTE.
A la líder del magisterio no le interesan ni la calidad de la educación ni las condiciones de los maestros y tampoco los derechos laborales. Su principal preocupación es no perder sus cotos de poder, y por eso lo mismo ha apoyado a los candidatos del PRI que a los del PAN, en una suerte de malabarismo político cuyo acto final es caer parada.
Hoy, la maestra y el líder de los petroleros tratan de aprovechar la crisis económica y la debilidad de las organizaciones laborales para tratar de llevar agua a su molino, creando una nueva central obrera en medio de un contexto de elecciones federales.
En la convocatoria publicada la semana pasada, la cual firman también 35 organizaciones, ninguna obrera sino de burócratas, todas de filiación priista, argumentan que se han perdido los espacios en la lucha por los derechos y la dignidad de los trabajadores. Además, advierten que el salario mínimo ha perdido 73% de su poder adquisitivo, que 62% de los trabajadores no tiene prestaciones sociales y 46% carecen de contrato por escrito.
Ante esta situación es que aseguran que el sindicalismo mexicano está obligado a revisar su situación. Pero es aquí donde surgen nuevamente los cuestionamientos: ¿Qué calidad moral tienen los principales convocantes si están marcados por la corrupción, la riqueza inexplicable y la defensa de sus propios intereses?
Paradójicamente, se les podría aplicar el mismo cuestionamiento que los elbistas le hicieron a Roberto Madrazo en la pasada campaña presidencial: ¿Tu le crees a Elba Esther Gordillo y a Carlos Romero Deschamps? Yo tampoco….
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