En Facebook, 100 mil usuarios exigen renuncia de Calderón
PROCESO
Alejandro Saldívar
MÉXICO, D.F., 8 de enero.-
El contador crece cada minuto. Bajo el lema virtual de “¡Yo soy parte del millón, que renuncie Calderón!”, cerca de cien mil usuarios en Facebook, critican el alza a los impuestos y las políticas públicas del gobierno calderonista.
La página, creada el 22 de diciembre de 2009, es un receptáculo de mensajes que van de lo iracundo a lo humorístico y de lo colérico a lo elocuente. Entre los mensajes que atiborran la página principal cada cuatro minutos se lee lo siguiente:
“Es casi imposible que haya un político honesto, pero al menos que no sean tan cínicos ni rateros” (Victor Pérez).
“Nadie quiere al pelele impuesto por los grandes corporativos” (Diente Zambrano).
“Que renunsie el y todos esos hijos de puta que estan en el poder, no solo eso, que los fusilen y luego los quemen por traidores, gente así no son culeros, son culerazazazasos” (sic) (Victor Ja ja ja).
“Te odio Calderón, quitaron mi novela por tu estupido mensaje!!” (sic) (Griselda Limones).
“Que se vaya mucho a la chingada… el y todos los panistas. Bola de pendejos mochilones (sic) (Juan Manuel Cervantes).”
“Añadan mi firma para que el fecal sea sacado del país a huevasos y a su familia le demos sape por sape y patada por patada” y en otro mensaje “Yo también quiero a Calderón muerto” (Oswaldo Sánchez).
“(Calderón) hazte a un lado que estorbas… deja que progrese México y no lo inundas más.”
En la galería de imágenes se puede ver a Calderón con uniforme de policía, de payaso, dentro de un bote de basura, parodiando a los Simpson, disfrazado de desempleado, de Guasón. Las fotos son aderezadas por decenas de caricaturas que parodian distintos momentos de su gestión. Otras hacen apologías de Calderón con el nazismo y el franquismo.
Tan sólo en 16 días y hasta la medianoche del jueves 7 de enero el contador del grupo marca 100, 464 miembros. Entre las propuestas de los usuarios se encuentra colgar mantas en las principales avenidas del país con la frase: “Un millón por la renuncia de Calderón”.
“Calderón con minúsculas”
−Pero pon calderón con minúsculas así como debe ser− dice Carlos Castro, uno de los administradores del grupo en Facebook llamado “A que en 30 días juntamos 1,000,000 que quiere que renuncie Calderón”.
Según Carlos Castro, la página es parte de un movimiento ciudadano deslindado de cualquier grupo político.
Sin embargo, Facebook se ha encargado de minar el descontento de Castro. Desde el sábado dos de enero, Facebook bloqueó a uno de los administradores, en su pantalla se leía:
“Se te ha bloqueado por comportarte de modo que otros usuarios pueden considerar molesto u ofensivo.No puedes publicar en ningún muro porque se te ha bloqueado por haber usado mal esta función en repetidas ocasiones. Este bloqueo puede durar varias horas o varios días.”
Carlos afirma que su movimiento no incita a la violencia: “utilizamos las herramientas que nos permiten las leyes, estamos inconformes, (Calderón) nos ha dado muestras de que no hace bien su función, hacemos las cosas de manera pacífica”.
Castro es uno de los 4.5 millones de usuarios que tienen cuenta de Facebook en México. Su testimonio es optimista: los primeros días empezaron con mil asociados, seis días después llegaron a 6 mil, y cerraron el año con 28 mil.
El día de hoy entran de 13 a 14 mil personas que simpatizan con el movimento que pide la revocación de mandato del titular del Ejecutivo, Felipe Calderón.
Y aunque Facebook no detiene la cacería de administradores, Carlos Castro afirma que el movimiento es transparente y sin tintes partidistas, aunque dice, se han unido “panistas renegados”, priistas y perredistas.
Entretanto, las manifestaciones de hartazgo se multiplican en toda la República. En el foro del grupo se han creado espacios para que la gente en los estados tenga contacto entre sí.
Julián Contreras, uno de los miembros, escribe que no tiene miedo de morir por correr a los “inútiles” de su ciudad.
Mientras tanto, Facebook se politiza. “La revolución pacífica”, dicen sus panfletos. Y el hartazgo se multiplica. El contador crece cada minuto.
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