
Por Claudia Segura
10 de Junio, 2009 - 02:17
Marcia Gómez Del Campo comparte una bisabuela con Margarita Zavala Gómez Del Campo de Calderón, y es además, dueña de la estancia infantil ABC de Hermosillo, Sonora, siniestrada hace sólo seis días.
Yo pedía un poco de vergüenza para que las autoridades federales, estatales y locales tuvieran el valor cívico -luego de los 44 niños muertos- de renunciar a sus cargos de forma masiva, pero en vista de que ni Margarita Zavala renunciará al parentesco con Marcia Gómez Del Campo, pues entonces… ya topamos todos con el más puro cinismo mexicano, y podemos decir a la par la frase muy mexicana: ¡Así soy y qué! o bien, vociferemos todos:¡haiga sido como haiga sido, ya se quemaron –los 44 bebés-¡
El lema de la campaña panista pide que demos nuestro apoyo a las acciones de Felipe Calderón y por lógica, nos tocaría seguir –con nuestro voto fiel- la trayectoria de este funcionario y de todos sus parientes…
Si, ya está claro quién es pariente de quién y también, quién no tiene mamá, ni hijos… ¡Las madres trabajadoras del IMSS! ¿Quién les mandó meter a sus chamacos a la guardería para salir a trabajar?
Es tan irónico todo este suceso que, bien valdría la pena venderle los derechos literarios a Gabriel García Márquez o a Juan Rulfo –lástima que ya está muerto-, porque sólo a ellos y al realismo mágico podríamos otorgarles tal distorsión y tan torcidas lucubraciones cómo las que estamos viviendo en México, con muertos descabezados, desempleo desaforado y ahora niñitos muertos, porque la Mala Hora del incendio cayó sobre una guardería de la prima-tía lejana de la primera dama…
Yo digo que ya no reaccionamos porque, como a mi me pasa, ya la realidad nos sobre pasó, ya todo esto es sólo una cadena de sucesos fantasmagóricos, de esos que sólo un Juan Preciado hubiera conocido recorriendo Comala, en busca de su padre Pedro Páramo, mientras repetía las palabras de su madre moribunda, y que pudieran ser las palabras del pueblo mexicano ahora:
No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro. -Así lo haré, madre.
PARA OREJA Y OPINA EN: laventanaciega@yahoo.com.mx
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