Astillero
Los burdos hablando de ovejas
Reloj de cuerda oficial
Gobernadores rezongones
Julio Hernández López
No pudieron y no renunciaron, pero ya están en una etapa superior de la simulación, congregados en torno al poder felipista que así salta graciosamente de la centena de presuntos compromisos de cambio profundo que había ofrecido el año pasado en similar reunión cumbre, a la emisión de nuevos billetes Martí de la ilusión: la necesidad de que la gente participe más en la política y que los titanes cívicos hoy ajenos a la vida partidista eviten que se produzcan fenómenos adversos, es decir, pésimos políticos o funcionarios, sin agraviar a ausentes y presentes.
Elogio de la desmemoria en esta sesión de protocolos fallidamente imperiales que sirve para dar por desaparecidas (¿o se dirá que se da vuelta a la página porque ya han sido cumplidas?) aquellas emotivas exigencias de justicia y cambios estructurales en materia de seguridad pública. La marcha blanca desemboca en la misma Plazoleta de la Inutilidad a la que ahora pretenden encaminar los votos nulos. Pero el empresario Martí ya no tiene reclamos, reproches, exigencias ni acusaciones directas. Es la hora de la ciudadanía, proclama desde su reloj de cuerda oficial. Y la manecilla gubernamental llamada Felipe se monta en el tic tac de la mediatización para lanzar un tierno cucú de filosofía política comprimida (es decir, reducida de tamaño, no oprimida ni reprimida, ¡quietos, señores del Estado Menor!): los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, recuerda F.C., con la esperanza de que el llanto nacional por esa cita actualmente trágica no genere desbordamiento de presas; la política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos, razona F.C.H., como si el gabinete de mediocridades que encabeza fuera mejor sólo porque sus integrantes carecen del nivel mínimo necesario de entendimiento y ejercicio de la política.
El burdo hablando de ovejas: el hombre que dividió a la sociedad mexicana y la ha metido en un proceso de envilecimiento de la política, aislamiento mediático y difamación sistemática de opositores, se permite lamentar que los ciudadanos formen una masa inerte, inactiva, no participativa. El producto fraudulento de 2006, que desde entonces ha desarrollado una estrategia sucia de asentamiento de la decepción nacional y que ha sostenido alianzas inmorales con caciques sindicales, gobernadores criminales, empresarios financistas de su campaña electoral y, sobre todo, dueños de las manipuladoras televisoras de alcance nacional, ahora se conduele de que los mexicanos no participen en partidos y política, incluso haciendo a un lado lo vigente y creando nuevas instancias. Los fragores felipenses se producen en respuesta a los planteamientos del opositor designado, el crítico complementario, el acomodado empresario Martí (¡oh, cuán duro discurso, qué párrafos estremecedores, cuánta verdad en frases que sí reproducirán las televisoras y los medios programadamente compungidos!). Juego de ricos espejos en el que sólo faltó decir al insurrecto de Los Pinos, el guerrillero de terciopelo azul: no sean borregos, mexicanos (fue más elegante: convocó a los ciudadanos a no ser “sólo un agregado de 105 millones de habitantes que simplemente coexisten”. Además deslizó, como asunto aparte, como si no fuera cosa suya, la advertencia de que la brecha entre ciudadanos y política podría hacer que “sólo venga, como dice Alejandro, la tentación de regímenes autoritarios que tanto daño le han hecho a nuestro país”. Sobre engaño sí hay aviso.
Los gobernadores de Sonora y Michoacán, mientras tanto, van ahondando sus diferencias con el felipismo al que adjudican intenciones claramente electoreras en el manejo de episodios de seguridad pública y guarderías incendiadas. Bours mantiene su tono bronco, sin concesiones, lo que ha llevado al modoso secretario de Gobernación a tirarse a fondo: “Lo que no le acepté ni le acepto al gobernador es el tono altanero hacia el presidente de la República”, dijo el subordinado de éste, mientras el descarriado gobernador Bachoco se da vuelo haciendo ver que los funcionarios felipistas encargados del Seguro Social cuentan con manto protector, mismo que ayer fue ampliado al anunciarse que la PGR se encargará por completo de la indagación del caso ABC. Y Leonel Godoy va pasando del letargo tipo alfombra a ciertas dosis de retobo. Pero el secretario DieGómez Mont de Ceballos ha entrado de inmediato al rescate, con su prosa pulida y una credibilidad política Absolut, perdón, absoluta, para deslindar al michoacanismo pinolero de haber filtrado información de un expediente de la PGR en el que se decía que al aporreado Godoy lo había apoyado La familia en su campaña. También insurrecto y desestabilizador, el subcomandante Fernando asentó: “exigimos una investigación respetuosa de la libertad de información y expresión” (esta columna propone que se le dicte respetuoso arraigo a la sospechosa que se hace llamar libertad) “para que se determine cuáles fueron los intereses servidos con la denostación a Godoy”. El servido servidor Gomón explicó que el felipismo no era el filtrador porque los documentos ya habían pasado “a un estado legal distinto” (¿se llama filtración?) y que sería importante saber quién tuvo acceso al expediente de la incriminación “en esas horas”. ¡Ah, el calderonismo y sus relojes dislocados: los oficialmente aceitados de la crítica martiana programada y los del uso electoral de la “justicia”!
Astillas
El próximo mes (¡oh, tal vez sea antes de las elecciones!) llegarán a México los primeros cinco camiones “de inspección no intrusiva”, de un total de cincuenta, que Estados Unidos emplazará en aeropuertos y fronteras de nuestro país conforme al Plan Mérida de Troya (Plan MeTro). Keith W. Mines, director de una oficina de asuntos antinarcóticos del gobierno gringo, dijo que “el equipo es bien sofisticado”. No explicó si a causa de esa complejidad dejarán a los mexicanos que hagan algo más que operar volantes y palancas de velocidades. Ah, en diciembre, el tío Sam(ta) Claus traerá cinco helicópteros Bell al calcetín vacío del niño Felipe... ¡Hasta mañana!
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