No queremos
un partido multitudinario, el que queremos, debe ser un partido de mujeres y
hombres excepcionales, AMLO
Por JESUS SOSA CASTRO
Para muchos y desde luego para mí,
resultó sorprendente la eficiencia con que se atendieron los requerimientos
organizativos del 1er Congreso de MORENA realizado en el histórico deportivo
“Plan Sexenal” Los delegados que llegaron de los treinta y un Estados de la
República y del DF, cansados por el viaje, traían, en cambio, un ánimo distinto
al que traen quienes son acarreados por otros partidos para eventos parecidos.
Había la convicción de que su esfuerzo y el largo camino recorrido para llegar
al Congreso, debían inscribirse en ese conjunto de hechos que millones de
mexicanos estamos haciendo, con esfuerzos y sacrificios personales, para darle
al país y a su gente, la esperanza de un cambio que la nación necesita con
urgencia
La mayoría de los asistentes eran
jóvenes que no rebasaban los 35 años de edad. Asistieron campesinos, indígenas,
adultos mayores, intelectuales, periodistas, académicos y mujeres y hombres que
se ocupan de procurarse los satisfactores necesarios para subsistir en este
país de inequidades, miseria y corrupción. En sus mochilas traían su material
de trabajo, sus sueños y una gran determinación por convertir a MORENA en un
partido donde prevalezcan la organización, la honestidad y los mejores valores
del hombre. La mayoría mostraba un rostro y un ánimo en los que se leía la
determinación de cambiar lo que pasa en las entrañas de este país y acabar con
la abulia, el desinterés y la mediocridad en el ejercicio de la política
Es verdad que los que estamos en
Morena formamos parte de ese conjunto de víctimas que ha generado la cultura de la
lambisconería, el agandalle y el corporativismo. Pero lo que está naciendo en
MORENA no tiene parecido con lo que se ve y se vive en otros partidos. Aquí lo
primero que hoy la gente exhibe con orgullo es la dignidad, el respeto, la
tolerancia y el amor por los demás seres humanos. Los portadores de las
prácticas clientelares y del autoritarismo, fueron severamente acotados por los
congresistas y los más grotescos en estas conductas, fueron rechazados a la
hora de elegir a los integrantes del Consejo Nacional. Quienes andaban
promoviéndose pidiendo el voto “libre” y buscando los amarres tradicionales
entre los practicantes del “yo te apoyo y tú me apoyas” entraron en abierta
contradicción con las conductas vigilantes, transparentes y democráticas de la
mayoría de los delegados. Dos que tres entraron al Consejo como Calderón:
Violando las normas de Morena, dándole vida al espuriato y entrando por la
puerta de atrás
Cuando Andrés Manuel puso sobre la
mesa los indispensables requerimientos para ser integrantes de Morena y aspirar
a representar a los ciudadanos en algún puesto de elección popular, las
personas y grupos, que no tienen como fuerte estas virtudes, se revolvían en
sus asientos como tlaconetes de rancho. Ojalá que la
forma de cómo el Consejo Nacional nombró al Comité Ejecutivo de Morena, no
lleve a la institucionalización de las prácticas tribales y las mañas del PRD.
Sería francamente lamentable que del 2006 a la fecha hayamos trabajado para
reforzar a los chuchos y al grupo más corrupto y tranza de ese partido y ahora lleváramos
al seno de Morena a varios de los representativos de esa cultura y de esas
prácticas clientelares y trepadoras.
Si esto llegara a ocurrir, el
encabronamiento y la frustración de sectores importantes de la opinión pública
que apoyaron a AMLO en la campaña electoral del 2012, encontrarían nuevos
elementos, ahora al interior del nuevo partido, para justificar su marginación
y su desencanto. Hasta ahora, por errores y omisiones, hemos fortalecido las
prácticas grupales, el arribismo, el chanchullo y la traición. Si no atajamos
estas prácticas, no solo no tendremos un partido lleno de multitudes, sino que la
excepcionalidad que plantea Andrés Manuel para tener en Morena a lo mejor de
las mujeres y de los hombres, de la juventud, de los trabajadores y de los
intelectuales, quedaría como una bufonada, y en cambio, estaremos abonando la
tierra para sembrar un almácigo de trepadores y corruptos. ¡Sería lamentable que las fuerzas
constructoras de MORENA viviéramos la frustración y repitiéramos hasta el infinito la experiencia mitológica
de Sísifo, que tan brillantemente nos ha dejado la pluma de Albert Camus!
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