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viernes, 24 de diciembre de 2010

Diego: La farsa

Los Misteriosos Farsantes

 Revista EMET
viernes, 24 de diciembre de 2010 

Algunos periodistas que colaboran con el gobierno mediante propaganda triunfalista carente de crítica han salido en defensa de la persona (y personalidad) de Diego Fernández. Bajo argumentos presuntamente humanistas señalan el odio con que algunos ciudadanos expresan la reciente aparición del abogado en circunstancias por demás inusuales tratándose de un secuestrado.
Esos mismos profesionales de la complacencia oficial instan a la ciudadanía a dejarse de sospechas para unirse irreflexivamente a la algarabía mediática sin ningún reparo, casi como obligación cívica.

Afortunadamente han sido pocos quienes han respondido a ese llamado pues las manifestaciones populares van de la sorna, incredulidad así como de odio ante el hartazgo del que son presa ante tan evidentes intentos por verles las caras nuevamente.

Que no nos extrañe: el odio nace cuando la impunidad prevalece, siendo la manifestación más intensa de una sociedad constantemente burlada.
Pero esa creciente y masiva incredulidad no es gratuita; es resultado de muchos años en los que los actuales administradores invirtieron mentiras a mansalva con el único fin de hacerse las víctimas de hechos que nunca sucedieron; captando simpatías mediante la victimización de sus personalidades.

El caso de Diego repite esas mismas falsedades sobre su supuesto secuestro. Sus allegados han sido los más activos en contribuir a la desinformación quizás como consecuencia natural del secretismo que requiere un caso como este; pero todo se ve cuestionado al momento en que Diego aparece ante los medios con un discurso largamente ensayado, un rozagante semblante y hasta ánimos de Don Juan para seguir cortejando a su bella y joven pareja sentimental. Como si nada hubiese pasado.

Pero es un asunto más complejo que esas frivolidades. Los ‘Misteriosos’ son la clave para entender mucho sobre el desenvolvimiento de este supuesto secuestro. Sus comunicados parecen haberse redactado en cualquier oficina del gobierno ya que carecen de verdadera crítica a la vez que desbordan retórica bastante económica por no decir del obsceno abuso de lugares comunes de los que cualquier guerrillero medianamente leído estaría avergonzado. Otro detalle que salta a la vista de esos comunicados es la ausencia de un eje ideológico que identifique a los supuestos secuestradores con algún grupo de extrema izquierda; al contrario, se muestran como un centro-derecha bastante ingenuos que creyeron que citando a Bertolt Brecht sus letras se tornarían más rojas. En suma: palabrería sin sentido destinada a mentes estériles.

Un punto muy interesante es ver que los más interesados en darle validez  a las incoherencias de los ‘Misteriosos’ han sido los medios alineados con el gobierno de facto. Sin atisbo de duda aseguran al unísono sobre la tendencia de izquierda de los secuestradores sin mostrar un sólo elemento que sustente esa conjetura; también es curioso que luego de sus ‘análisis’ los lectores de noticias relacionen las palabras “Izquierda” y “Delincuentes” en una misma oración como para dejar sentado un mensaje que quizás será la marca que detentará la próxima elección presidencial.

Al final otro que ha sido altamente afectado por este supuesto secuestro es el propio Felipe Calderón, quien quedó relegado, tanto en los hechos como en el discurso, pues su insistente perorata sobre no negociar con criminales se vino abajo por uno de sus correligionarios. Irónico y casi risible.

También es de interés su la reacción del mismo Calderón pues su rabieta por no ser el centro de atención se refleja al tildar a los supuestos secuestradores como “rolleros”. Ya veremos si ese calificativo recae también sobre la presunta víctima.

Comentarios: immorfo@gmail.com
Fuente de información, Morf0 - Opinión EMET

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