El odio, el lodo y la estupidez
Por JESÚS SOSA CASTRO
Como nunca, estamos siendo testigos de cómo los adversarios del presidente López Obrador y de la cuarta transformación, están vomitando odio y lodo contra quienes, por decisión del pueblo, ya no se les permitió que siguieran robándole al erario y llenándose de cuestionables privilegios. Las causas de sus amarguras y sus frustraciones, vienen desde el momento en que los electores los derrotó el 1º de julio del 2018. Meses después, comenzaron la inquina y la antipatía contra el líder al que no le creyeron que iba a transformar el régimen político que se había convertido en el impulsor principal de la corrupción y de un ejercicio gubernamental que avasallaba y convertía a la mayoría de los mexicanos en las víctimas de su rapacidad y de sus intereses de clase
Echado a andar el proyecto de transformación, y cuando los resultados empezaron a ser sujetos de apoyo y de reconocimiento por parte de la inmensa mayoría del pueblo trabajador, la acumulación de las fobias y de las diatribas contra el jefe del ejecutivo federal y contra su gobierno, se convirtieron en una paranoia que ha llevado a estos conservadores cavernícolas, no sólo a la exacerbación de sus delirios derechosos sino a desearle la muerte o la incapacidad mental al presidente. A resultas de su contagio del coronavirus, creyeron que había llegado el momento para que el país callera en la anarquía, en la confrontación, para que ellos llevaran su esquizofrenia y la corrupción de vuelta al gobierno del país
La campaña de mentiras y de estupideces que la derecha y sus grupos de interés han desatado contra AMLO desde que éste dio cuenta de su contagio, ha sido bestial. Han echado mano de todos los recursos propagandísticos para generar un ambiente de tensión y desconfianza en su intento de parar el esfuerzo de llevar a buen puerto el proyecto de la cuarta transformación. ¡Vano intento! El viernes 30 de enero por la tarde, como un genio de la comunicación y de la responsabilidad política, el presidente habló al pueblo de México desde el palacio nacional mostrando su fortaleza física, su capacidad mental, sus sentimientos y su grandeza, exhibiendo de paso el gran apoyo del pueblo, de gobernantes, políticos y académicos de México y el mundo y poniendo en la picota las miserias humanas de sus adversarios
Diferencias aparte, su mensaje a los mexicanos hizo suyas las palabras de José María Pérez Gay plasmadas en su extraordinario libro El imperio perdido. Se refirió con elocuencia a quienes han hecho de su “pluma y de su inteligencia” la cuna de su desesperación, del derrumbe de sus imperios políticos y de sus intereses económicos y, de paso, colocó el acento en el humanismo solidario de un pueblo volcado en manifestaciones de cariño y apoyo a su honestidad, su trabajo y a su pasión en la defensa de los intereses del pueblo. Sabe que “en tempos de cólera, de odios y de estupideces de los menos, es cuando florecen los más nobles sentimientos de la mayoría de la gente del pueblo”
El antídoto ante el veneno que esparcen los conservadores, es la impresionante fábrica de ideas, conocimientos y manejo de los problemas que están bajo la responsabilidad del presidente López Obrador. La interpretación profunda de la historia, la política y la fresca y apasionante narrativa de AMLO, traspasan las paredes del discurso demencial, torcido y estupidizante con que se conducen sus opositores. La unión feliz entre gobernante y gobernados, avanza incontenible mirando el triste espectáculo y la pobreza conceptual, política y programática de los conservadores. No habíamos visto que la derecha y sus peones de brega fueran tan corrientes, tan ignorantes y faltos de honestidad intelectual
Los opositores no han entendido la imbricación humana entre la democracia y el poder. Las claves de las que nos hablan los ideólogos del siglo XIX indican que “el poder es una relación social humana que finca sus raíces en la condición básica, exclusiva y específica, que ningún otro ser vivo, realiza” “La forma de cómo los que están al frente de un gobierno aplican su poder, es al través de una relación social de dominio, control y mando sobre los demás” Este fue el mandato que el pueblo le dio a López Obrador en el 2018 y es esto justamente lo que está defendiendo su gobierno. Sus adversarios pueden no estar de acuerdo con él. ¡Están en su derecho! Pueden trabajar por un proyecto que apruebe y vote el pueblo. A lo que no tienen derecho es a esparcir odio, lodo y estupideces que no ayudan al país en el intento de superar sus problemas económicos y sociales y menos contribuir al crecimiento ideológico y político de un pueblo que se ha cansado de tener gobernantes ratas y buenos para nada
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