#LaCuartaTransformaciónVa
Los
sentaban en el banquillo y los juzgaban. Desbarataban carreras públicas y
políticas. No había manera de defenderse. Lo que el gremio decidía, se cumplía
inexorablemente.
Así
describió el presidente López Obrador el día de hoy, el enorme poder de que
disfrutaba la prensa tradicional en tiempos pasados.
El
acusado, el renuente, el indisciplinado, el apóstata, el opositor, eran
juzgados sin misericordia por una prensa que responde en muchas ocasiones a
intereses particulares, más que a su responsabilidad profesional. La búsqueda
de la verdad queda muchas veces en el estacionamiento y son causas personales,
o intereses económicos o políticos, los que mueven a los periodistas en
conjunto.
Hoy por
la mañana fuimos testigos de una intervención poco ortodoxa dentro de la
conferencia mañanera. Una reportera del medio Pie de Página, aprovechó el
micrófono que le concedió el presidente para formular sus preguntas y se lanzó
con todo, en contra de la titular de la agencia oficial Notimex, Sanjuana
Martínez.
Pretendía
a toda costa conseguir una promesa de investigación por parte de presidencia, o
la destitución de esta funcionaria pública.
Repitió
la serie de señalamientos que muchos de sus colegas en radio, televisión,
medios impresos y redes sociales han hecho. Sanjuana Martínez tiene por
costumbre abusar del poder que le otorga el cargo que desempeña. Acusa sin
fundamento a la gente que trabaja en la agencia. Utiliza recursos públicos para
atacar a otros periodistas, mediante la contratación de granjas de bots. No
respeta las resoluciones de otros órganos dictaminadores.
La
presión que intentaba llegó al extremo de señalar que si el presidente de la
república no creía en las apreciaciones del laboratorio Signa Lab, del ITESO y
de Artículo 19, al menos debía mostrarse de acuerdo con la investigación
realizada por Carmen Aristegui sobre el tema.
Es
admirable la paciencia del presidente López Obrador en estos casos. No pierde
la compostura en momento alguno. Responde con calma y de acuerdo a los dictados
de su conciencia y con respeto a la investidura presidencial, a todos y cada
uno de los señalamientos que se le hacen, sin involucrarse en el juego que
llevan preparado los reporteros.
No
permitió que lo sentaran en el banquillo de los acusados y menos que los
periodistas que están en contra de la permanencia de Sanjuana Martínez en
Notimex, le arrancaran compromisos y promesas que no tiene porqué cumplir.
López
Obrador respondió que creía en Carmen Aristegui, pero que también creía y
confiaba en Sanjuana Martínez. Les reviró a los periodistas que este asunto lo
deben resolver ellos mismos y no presidencia.
El poder
de la prensa tradicional fue inmenso. Desproporcionado como todo lo que se dio
en tiempos neoliberales. Los grupos informativos que dominaban la radio, la
prensa y la televisión, decidían en muchos casos el presente y el futuro de
quienes participaban en la vida pública del país.
Están mal
acostumbrados y piensan que en tiempos de la Cuarta Transformación, su poder
sigue siendo el mismo.
Desprecian
a los medios alternos que compiten de tú a tú con ellos.
Quien
tenga estómago para hacerlo, que consulte la colaboración del día jueves, en El
País, de Jorge Zepeda Patterson. Vomita desprecio hacia las redes sociales y
hacia quienes informan en Youtube y medios de información alternos. Se burla de
que estos reporteros se levanten temprano y de que éste sea su único mérito
para entrar a las mañaneras. Ataca al presidente con mentiras descaradas y
verdades a medias. Un ejemplo claro de la posición superior en que creen
encontrarse los periodistas, parados en su pequeño ladrillo.
López
Obrador lo dijo con toda claridad el día de hoy. Eso se acabó. Nadie se sienta
ya en el banquillo de los acusados y hay mecanismos de respuesta para no quedar
en la indefensión ante los ataques periodísticos concertados.
Porque
esto es lo que hemos visto en el pasado reciente. Se critica a Carmen Aristegui
y todo el "gremio" responde en coro, defendiendo a la periodista, sin
importar si tiene o no razón.
A
Sanjuana Martínez se le ataca en este momento, porque esta desbaratando la
estructura corrupta en la cueva de Alí Babá, en la que se había convertido
Notimex. Ahí se vendían contenidos, se cobraban viáticos y gastos
desproporcionados, el sindicato era quien en realidad manejaba a la agencia y
no la autoridad nombrada, se viajaba al extranjero con todo lujo, había
corresponsales extranjeros que se daban vida de reyes. Y todo con cargo al
erario nacional.
Eso se
terminó con la llegada de Sanjuana a la dirección de la agencia oficial. Hubo
recorte de personal, como en todas las dependencias públicas, dado el programa
de austeridad establecido. Se redujo el gasto al máximo. Se terminaron los
privilegios y el sindicato volvió a ser sindicato y no autoridad.
Claro que
esto molestó a muchos.
Sanjuana
es de carácter fuerte y quizá haya cometido errores, tal y como nos pasa a
todos. Pero el coro de los periodistas en medios, no le perdona que
"ataque" a sus iguales.
La
quieren sentar en el banquillo de los acusados y pretenden que el presidente
López Obrador sea el verdugo.
Eso no va
a pasar.
El presidente
les responde públicamente que deben aprender a dialogar con la sociedad en su
conjunto. No son una casta especial y ya no tienen el poder de otros tiempos.
Hoy a nadie sientan en el banquillo de los acusados, sin recibir una respuesta
contundente de quienes dejaron de ser prisioneros inermes.
El debate
público no debe espantar a ciudadanos y periodistas. Debe ser una herramienta
de uso permanente en la prensa tradicional.
Los
grandes nombres de otros tiempos no dicen nada en redes sociales. Aquí todos
somos iguales y pensamos y opinamos por igual.
Mientras
haya respeto, todas las opiniones valen.
Ya no
tienen el poder para destrozar carreras y trayectorias. Las redes sociales, que
crecen a diario con la expansión de la cobertura en Internet en el país, son
una fuente de información y opinión que los rebasa.
Si
realmente estiman en algo a sus audiencias, deben aprender a dialogar
respetuosamente con ellas y a tratarlas como iguales y no como instancias
pasivas.
Y sobre
todo, deben entender que ante cualquier campaña de linchamiento que intenten,
habrá voces que señalen los errores, trampas y malos entendidos que pretendan
difundir.
Diálogo
respetuoso para la solución de cualquier situación, sí.
Linchamiento
en el banquillo de los acusados, nunca más.
Malthus
Gamba
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