Los corruptos “Traficantes de Influencias”
#LaCuartaTransformaciónVa
Una dura
calificación para el ala conservadora, empeñada en hacer descarrilar el
proyecto de Cuarta Transformación, por los medios que sean.
"Ni
siquiera son empresarios. Se trata de traficantes de influencias"
Esa es la
verdadera definición de quienes se empeñan en revivir el cadáver neoliberal,
liquidado en las pasadas elecciones presidenciales.
Traficantes
de influencias acostumbrados a realizar grandes "negocios" en
asociación con las autoridades federales, estatales y municipales. Pésimos
empresarios que jamás arriesgaron capitales propios.
El dinero
del erario era utilizado para impulsar proyectos que dejaban una ganancia
desproporcionada. La corrupción fue el sello que marcó a cada una de estas
obras de bajísima calidad y pésima ejecución.
Estos
"no empresarios" son los que hoy en día orquestan la guerra sucia que
intenta restar legitimidad al gobierno del presidente López Obrador.
Su
interés no está en el desarrollo del país, ni en la creación de empleo, como
pregonan a diario.
Los
empresas que presionan en este momento para que regrese en el corto plazo un
gobierno de corte neoliberal, en realidad son pocas.
No se
constituyen en modo alguno en motor económico del país. Su presencia dentro del
sector no es determinante.
Son
propiedad de empresarios acostumbrados a la ganancia abundante y rápida. No al
trabajo constante que rinde frutos al final de un proceso productivo laborioso.
A estos
traficantes de influencias les gustan los negocios que se tratan y acuerdan
"en lo oscurito", donde la tajada de cada participante es grande. Ahí
no hay necesidad de invertir dinero propio. Todo corre por cuenta del
presupuesto público y nadie exige un trabajo de calidad.
Los
traficantes de influencias extrañan estas oportunidades inmejorables, para
hacerse más ricos de la noche a la mañana.
Son
negocios en los que no existe riesgo alguno y en los cuales, el dinero requerido,
así como la ganancia mal habida, salen del bolsillo del pueblo.
Si México
no se encuentra en una situación difícil, en momentos en que la salud y la
economía sociales, se ven golpeados por la pandemia de Covid-19, se debe en
mucho a las medidas que desde hace más de un año se tomaron para erradicar la
corrupción en los altos niveles de la administración pública.
Hay
recursos financieros suficientes para hacer frente al gasto extraordinario que
significan lo casos de contagio que registra la epidemia. El sector salud ha
sido reforzado en todos sus niveles, para brindar atención de calidad a los
enfermos.
Y esto se
ha conseguido gracias al buen aprovechamiento del presupuesto público y a la
eliminación de toda corrupción en la administración federal.
Hoy
preguntaron al presidente López Obrador en la conferencia mañanera, si estaba
dispuesto a apoyar a la industria de la construcción, avalando los créditos
foráneos que pudiera conseguir para reactivar esa actividad productiva.
El
gobierno no puede comprometer el presupuesto del pueblo, apoyando la
contratación de deuda por parte de particulares, respondió el presidente. Si
estos empresarios desean financiarse de esa manera, deberán asumir su
responsabilidad particular, en lo que respecta a las garantías que deben
respaldar el crédito, así como al compromiso de pago contraído.
No habrá
rescate empresarial, para quienes no pueden cumplir sus compromisos
particulares y dejen al final al gobierno como único responsable del pago de la
deuda.
Esto es
lo que no quieren entender los traficantes de influencias. Ya no hay negocio
posible con el gobierno de la Cuarta Transformación. Y al decir negocio nos
referimos al trato sucio, basado en la corrupción, que permitía hacer fortunas
sólidas de la noche a la mañana, sin necesidad de cumplir con las obras, o
brindar los servicios que se habían contratado.
Cuando
escuchamos a Claudio X González, o a Gustavo de Hoyos Walther y demás
integrantes de la COPARMEX, o recientemente a la gente que conforma el Consejo
Coordinador Empresarial, de inmediato nos viene a la mente la idea de que nos
están hablando verdaderos empresarios.
Gente
honesta que defiende sus intereses legítimos y que ven más apropiado para sus
negocios, un gobierno de corte neoliberal.
Esa es la
impresión que pretenden vendernos.
Puede ser
que algunos de ellos efectivamente se interesen en el bienestar de sus
empresas. Pero es también cierto, que buena parte de estos personajes,
disfrutaron en el pasado reciente, de los altos niveles de corrupción que
permitían los gobiernos neoliberales.
Fueron
parte de la corrupción que arruinó al país y condeno a la pobreza extrema a
millones de mexicanos.
Son
culpables también del hambre de millones de mexicanos, puesto que el dinero que
hoy esconden en paraísos fiscales, estaba destinado originalmente al bienestar
social.
La
violencia desatada a lo largo y ancho del país, también es responsabilidad de
estos traficantes de influencias, puesto que aplaudieron y avalaron a gobiernos
corruptos, que incluso tuvieron en tiempos de Felipe Calderón, un secretario de
seguridad pública, que actuaba como sicario de un determinado grupo
delincuencia.
La guerra
de lodo que pagan a diario estos traficantes de influencias, también se cubre
con los recursos que en el pasado sustrajeron, vía corrupción del presupuesto
público.
En
realidad, están pagando esta campaña de desprestigio en contra del gobierno de
la Cuarta Transformación y del presidente López Obrador, con dinero del pueblo,
puesto que el origen de esos recursos es ilícito.
No
debemos pensar que son verdaderos empresarios quienes dirigen la ofensiva en
contra del gobierno actual y a favor del regreso del neoliberalismo al país. No
lo son de manera alguna.
Son los
antiguos beneficiarios de la corrupción. Se trata de los que se hicieron ricos,
o incluso inmensamente ricos durante el periodo neoliberal.
Son ellos
los que intentan engañar al pueblo, después de haberlo robado, con frases
mentirosas como "defensa de las libertades", "defensa de la
libertad de pensar diferente", "defensa de la democracia" y muchas
otras igual de falsas.
Cada que
escuchemos a estos predicadores del neoliberalismo, tengamos presente que
estamos ante los traficantes de influencias del pasado, que quieren regresar el
tiempo al momento en que fueron dueños de gobiernos que solo les servían de
cómplices o floreros.
Ahí
hacían y deshacían a su antojo.
En
tiempos de la Cuarta Transformación, les bajaron la cortina y les advirtieron:
"¿Quieren
ganar dinero?, TRABAJEN"
Malthus
Gamba
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